"No toda es vigilia la de los ojos abiertos"
En su "Introducción a Macedonio
Fernández", el genial César Fernández Moreno, en el año
1.960, describe el modo en que el escritor argentino Macedonio Fernández padeció la
reacción de los presuntos intelectuales de su época.
Fernández Moreno
comienza así:
"Si usted viaja en un vagón subterráneo
repleto, no puede ni agrandarse ni achicarse: si se agranda lo
rechazan, si se achica lo aplastan; debe mantenerse en tensión, en
su propia justa medida. Ésta puede ser la situación de la cultura
en Europa.
En cambio, si usted viaja en un subterráneo vacío o poco
menos, cada arrancón o frenada lo tirarán al suelo o lo obligarán
a desairadas contorsiones, salvo que usted sea un genio natural del
equilibrio o que dedique todas sus energías a prenderse de las
agarraderas y las manijas de los asientos. La segunda hipótesis de
esta urbana alegoría trasunta la realidad cultural de cualquier país
americano y por tanto inmaduro, como la Argentina.
Cuando surge
alguien dotado para cualquier disciplina, encuentra el vacío a su
alrededor y la consiguiente impotencia de vivir según su especial
capacidad. Si este alguien no es genial, o siquiera tenazmente
autocrítico, terminará a medias entre sus limitaciones y la
indiferencia agresiva del ambiente, por considerar la principal de
sus tareas atender a su propia personalidad: en adelante ya no
pensará, escribirá, compondrá o pintará sino para demostrar su
personalidad; su fin no será el logro filosófico, artístico o
científico sino el éxito social. Ahora bien, como esta
tarea egolátrica no la puede realizar ante un espejo opaco, (el
ambiente general), necesita una caja de resonancia. Esa caja será el
grupo, degenerado inmediatamente en clan, con todas sus ventajas para
el afirmador de su personalidad, pues (obtiene algunos reflejos y
algunos ecos), y todas sus desventajas, (para obtener esos ecos debe
a su vez reflejar a otros autoafirmadores). Y como el único sostén
de la cultura en un país desierto, es la burocracia: (estatal,
periodística, gremial), pronto los clanes, en su desorientado girar
por el vacío, se implantan en alguna de estas estructuras, adoptan
su forma y entran a detentar el poder cultural".
Cada uno sabrá encontrar en su propio quehacer y lugar en el mundo situaciones semejantes o incluso negar su ocurrencia en instituciones de toda índole, partidos políticos, etc.
Macedonio Fernández escribió: "No toda es vigilia la de los ojos abiertos"
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