viernes, marzo 30, 2007

Salud espiritual



(Cabezas). Dibujo de Leonardo Da Vinci.
"Valor, rectitud y modestia verdadera e interna".(*)
Estas eran las cualidades que el Dr. Rudolf Steiner consideraba como bases morales imprescindibles para el avance y salvaguarda de un movimiento espiritual.
"Vanidad, Mentira y Ambición son dañinas en las relaciones humanas habituales, pero se convierten en destructoras y perturbadoras cuando aparecen en un movimiento espiritual".
Ante la pregunta: ¿Cómo protegerse de algo así?
El Dr Steiner respondió una vez:
"Si uno aspira con todas las fuerzas a liberarse de la Vanidad, la Ambición y la Mentira, significará conservar la propia salud anímica y espiritual y el cuidado de la moralidad del movimiento".
La megalomanía, en su carácter de tenaz destructora de humildes buscadores, se muestra aún más contradictoria en los ámbitos de trabajo pedagógico y médico. Cruel facultad la de quienes se sirven de ciertos conocimientos para la manipulación y prestidigitación de seres en necesidad de evolución anímica y espiritual.
La mentira, como elemento de difamación de quienes no adscriben a honrar al megalómano ni a sus obsecuentes. La mentira para con aquellos que no se resignan a negociar su pensamiento libre.
La ambición, aquella que echa por la borda la más elevada misión del aspirante espiritual, la de cultivarse para servir a los demás valiéndose de las herramientas que la Ciencia espiritual nos ofrece.
La ambición de quien se expone al mundo como portador de "dones" supranaturales, único artilugio destinado a pretender admiración, importancia personal y por supuesto: dinero.
Es evidente que la cerrada actitud de ciertos personajes, ha contibuído a la difamación de los movimientos espirituales, tachándolos de sectarios, entre otras cosas.
¡Dios libre y guarde al Dr. Steiner y a la Antroposofía de cosa semejante! Pues son muchos quienes legítima, anónima y silenciosamente han bregado por el desarrollo y capacitación de auténticos trabajadores de la salud y de la educación, recibiendo a cambio el vibrar de un alma agradecida. Y eso, ya nos vuelve ricos...
(*).Reseña obtenida de la Circular de la Sección médica del Goetheanum. 1996.