martes, junio 20, 2006

También


Cuando conocí las habituales líneas de investigación médica, siempre sentí que debía ajustar de tal manera el foco de la atención sobre uno o dos valores precisos, por lo que necesariamente limitaba mi perspectiva a considerar el todo, que, como unicidad, se manifestaba abiertamente.
Todo abordaje de un paciente cambia cuando la imagen del Hombre, crece.
He aprendido los mecanismos del llanto, conozco el ojo, las glándulas lacrimales, el agua y la sal; recientemente, los neurotransmisores, que a modo de una marea virtual, enrarecen la relación entre las neuronas y los gráficos de Resonancias magnéticas y de actividad cerebral. Sin embargo, conozco más acerca de la condición humana a través del arte.
El mundo está allí, siempre será lo que elijamos ver: la sal de la lágrima o ver también al niño que llora y su biografía, descubrir allí nuestro propio llanto, y trabajar en la búsqueda de cómo trascenderlo, e irradiarlo como “Hombre que ayuda al Hombre”.

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